CAR, con «C» de cantera

Un Club debe ser medido por los resultados deportivos conseguidos al final de cada temporada. Sus éxitos se reflejan en términos de victorias, rentabilidad de los fichajes, adecuada línea de trabajo de los entrenadores y rendimiento de los jugadores. Esto aplica a muchas disciplinas deportivas, independientemente de lo modesto que sea el Club, de su ambición y su presupuesto.

Hoy en día se puede distinguir el “buen-hacer” de la Directiva de una entidad deportiva por la existencia o no de un Plan, a ser posible, bien estructurado, orientado a conseguir determinados objetivos (deportivos, económicos-financieros, de impacto social o de satisfacción de sus grupos de interés) y que se ejecute con los recursos disponibles. Con mucha eficiencia.

En nuestro Club Amigos del Rugby hemos apostado desde 2015, como parte de nuestra estrategia, por la cantera, por tener una propuesta de valor deportiva-educativa-y de formación física que seduzca, inicialmente, a los padres que confían en la Escuela para que sus hijos aprendan la nobleza de este deporte; y, en segundo lugar, a los propios jugadores que cuando van creciendo y pasando a las categorías de la Academia (Sub14-Sub16-Sub18) ven que los años que han dedicado al Club se ven recompensados por una propuesta personal y deportiva convincente. 

En la actualidad, más del 75% de los jugadores de la Academia del CAR (categorías Sub16-Sub18) considera que el Club apuesta suficientemente por la cantera y eso es un claro síntoma de la salud de nuestro plan y la satisfacción de que se puede aspirar a jugar al máximo nivel sin salir del Club de tus amores.

Este ejercicio de cantidad y calidad de cantera empieza desde muy abajo, de forma planificada y con mucha visión a largo plazo. En el rugby actual se nota mucho cuando un Club realiza este trabajo de base y se observa la evolución que experimenta su masa social, el sentimiento de pertenencia, que los pequeños se enganchen a una filosofía, a unos entrenadores, a un “saber hacer y saber estar”. En definitiva, a ir generando esa aspiración de que cada año mi Club me ofrece un entorno competitivo para permitirme dar lo mejor de cada uno.

Las buenas canteras albergan jugadores de todos los géneros, complexiones, habilidades y caracteres. Un buen Club sabe esperar a que cada jugador “rompa” cuando le toque, cuando sea su momento. Es cuando aflora el talento aprendido en forma de gestos, detalles, generosidad y capacidad de trabajar en equipo. Es como si se descorchase todo lo que se ha ido depositando de enseñanzas para devolverlo al Club que le ha tratado bien y ha sabido esperar ese momento.

Las buenas canteras están llenas de jugadores felices, que escuchan, con capacidad de aprendizaje, que saben ganar igual que perder y, sobre todo, que tienen paciencia.

El CAR tiene en su ADN, en su Escuela y en su Academia, la mejor fórmula para retener el talento: llevar la arlequinada con orgullo y con miras de futuro para hacerlo muchos años, hasta donde se le pida, mientras el cuerpo aguante, con espíritu competitivo.

En el CAR lo reflejamos en alguno de nuestros hashtags más mencionados en redes sociales. #DelCARdesdechiquitito. Es nuestra apuesta. Está en nuestro Plan. La inicial del CAR encierra la palabra Club, pero también representa nuestra forma de concebir la competitividad y nuestra apuesta por la cantera.

Club Amigos del Rugby Sevilla
FOTO: CAR

CAR, con «C» de cantera

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